domingo, 2 de junio de 2013

GRADUACIÓN

Buenas tardes y bienvenidos todos, padres, madres, profesores, equipo directivo, amigos y alumnos de bachiller que hoy nos graduamos, por fin:

Para no crearos falsas expectativas, no voy a aseguraros que seremos breves, aunque confieso que he estado tentada de imitar a Dalí, a quien se le atribuye el magnífico discurso que reza "Seré breve, ya he terminado". Pero no, lo siento, nos vais a tener que escuchar.

Sé que parece que el mundo se está desmoronando ahí fuera, pero es realmente un gran momento en nuestras vidas para volvernos un poco locos, para ser ambiciosos. Ahora toca elegir, y las elecciones son duras. Al fin y al cabo, la vida es una improvisación, y no siempre tenemos las opciones que nos gustaría. Por eso es duro. Por eso y porque elegir significa también renunciar; no tenemos ni idea de lo que pasará después, y la mayoría de las veces iremos haciendo a la vez que vamos avanzando, pero aún así no podemos dejar que nuestros miedos arrollen nuestros deseos, no podemos ponernos barreras a nosotros mismos. Va a haber barreras, es cierto, pero dejemos que sean barreras externas, porque son las que nos pone la vida las barreras que podemos superar, siempre que creamos en nosotros. Es llegados a este punto cuándo debemos acordarnos de esta etapa que se cierra, como un ciclo. Y si, es triste, porque aquí hemos crecido, hemos vivido y convivido. Entramos siendo unos niños que hoy dejan de serlo y se preparan para una nueva etapa, otra que, obviamente, también se acabará, como esta. Pero bien mirado, eso es lo bueno de las etapas, que son finitas, que tienen fin; pues con cada una de ellas nos alzamos más preparados para el futuro, porque no podemos mirar el futuro si nos olvidamos del pasado, porque el pasado nos hace ser quien somos y a partir de ahora este será nuestro pasado. Así, con el fin de cada ciclo, estaremos más cerca de, cómo dijo el poeta griego Constantino Cavafis, nuestra Ítaca, y es que nunca sabremos de qué somos capaces hasta que lo intentemos.

Hoy estamos aquí sentados como alumnos que dicen adiós, como profesores que dicen adiós. Sólo seremos un instante más en la historia de este instituto e incluso a la larga este momento sólo será un instante más en la historia de nuestras vidas. Y sin embargo, que miedo da ser conscientes de que esto se acaba, la inminencia da miedo y el cambio da miedo. Sobre todo cuando dejamos atrás algo que nos es tan familiar como respirar.

Han pasado tantas cosas estos 6 años que necesitaríamos tres graduaciones más para contarlas todas. Es curioso cómo los caminos se cruzan y hemos terminado abrazando, admirando y queriendo a gente que un día, hace no tanto tiempo, era solamente un desconocido. Pero ahora esto se acaba. Muchos de nosotros seguiremos viéndonos mañana, hablando de un mañana metafórico por supuesto, pero otros nos perderemos por el camino, como una gota más en un vaso lleno de agua, y pasaremos a ser simplemente un recuerdo en la mente de alguien, con quien quizá crucemos alguna mirada fugaz si volvemos a encontrarnos.

Puede que en esta promoción esté el futuro descubridor de la cura contra el cáncer, o la futura presidenta del gobierno, o simplemente alguien normal que sabe ayudar a quienes le rodean. Sea como fuere, por su paciencia, por su cariño y por todo, le damos las gracias a todos los profesores y profesoras, porque este colegio nos ha dado mucho y, aunque nunca volviéramos a vernos, siempre estaremos unidos por algo: el orgullo de ser estudiantes del Camp de Morvedre.

 

Este instituto queda como testigo mudo de nuestros cambios; él sigue igual que cuando llegamos -aunque podaron la higuera (los de 3ºC recordaréis el terrible lamento de Andrés Pau), han cerrado zonas y ya son imposibles aquellas 'escapaditas' en algunas clases o incluso las guerras de agua a la hora del comedor...)-pero nosotros, como alumnos, hemos crecido, y estábamos ahí, juntos, cuando empezamos a recorrer el camino de la adolescencia, que es muy duro. ¿Quién no se acuerda de los primeros amores, los primeros desengaños, las chicas que ya parecíamos más chicas, o los chicos, que empezábais a tener una leve barba con la que no sabíais que hacer? Aquí hemos conocido a aquellos que ahora son nuestra tierra firme, nuestra estrella polar.


Y por fin llegó lo que todos estábamos esperando. El gran día. Nuestra graduación. Suena tan importante, y tan definitivo… no sé si habrá alguien más que todavía no pueda creérselo. Atrás quedan ya aquellas mañanas de tres horas en las que parecía que nunca iba a tocar la sirena, atrás quedan ya las angustias de la semana de exámenes, o esos cincos pelados que se conseguían con tanto esfuerzo que sabían a dieces.

Esto es algo demasiado grande como para intentar expresarlo con palabras, aquí se quedan los primeros años de nuestra carrera hacia el futuro, y me alegro de haberlos podido compartir con todos vosotros. Cada uno de los alumnos aquí presentes hoy es una pieza fundamental de este periodo, y todos hemos aportado algo, nuestro granito de arena, nuestra marca particular, que nos ha hecho a todos mejorar; porque de eso se trata, de poner todo lo bueno que tenemos y compartirlo con los demás.

También ha habido momentos malos -o no tan buenos, lo que preferáis- y hemos llorado, hemos aprendido que la vida a veces nos da palos, que da pero que también quita... hemos perdido a gente que un día empezó este mismo camino con nosotros y que desearíamos que estuviera hoy aquí... Ha sido duro, pero no nos hemos dejado vencer, nos hemos superado, de eso se trata, y estamos segura de que algún día, si volvemos a encontrarnos, cualquier cosa pasada aquí nos parecerá maravillosa; y algún día, si volvemos a encontrarnos, empezaremos nuestra frase con un "¿Te acuerdas de cuando..?" Y romperemos a reír, quizá con un tono un tanto nostálgico, pero reiremos.

En definitiva, han pasado los años y hemos logrado sobrevivir, llegar a nuestra meta, ser graduados, y estamos todos aquí sentados, juntos como siempre, quizás por última vez. Estamos aquí sentados dispuestos a enfrentarnos al mundo, con un rotundo sí, porque nuestro instituto nos ha hecho pasar de niños y niñas a hombres y mujeres dueños de nosotros mismos, responsables y libres. La educación que nuestros esforzados profesores nos han dado nos convierte en personas con iniciativa, con futuro, con ganas de cambiar el mundo a mejor, es decir, personas en el más puro sentido de la palabra. Gracias a ellos sabemos que podemos conseguir todo lo que queramos con esfuerzo y dedicación.

No nos queda más que mirar hacia delante, porque después de esta noche -esta última noche- y un pequeño esfuerzo más que nos supone la selectividad, nos está esperando el mundo, glorioso, deseando que lo aprovechemos. Y ahora, como la última hoja que cae en otoño, como las últimas nieves que se derriten en primavera, como la última página de un libro, como las notas finales de una canción, esto se acaba.

GRACIAS