viernes, 2 de marzo de 2018

Dice, no voy a darme la vuelta

Dice, no voy a darme la vuelta
Dice, entiérrame, que ya no soy más ayer
Entiérrame, ahógame de su ausencia
Está tan sola que en los aeropuertos no le dejan coger ningún avión.

Practica el desapego
De su propio cuerpo, desapego
De su propia carne, desapego

Con una mano el relojero la empuja

Dice, para, que tengo miedo

Pero el relojero la empuja, la empuja, la empuja

Dice, para, que no quiero
                                         morir
                                                   hoy no.

No quería ser gorda
Quería tener frío
Vivir con los ojos siempre bajo la colcha.

Creo
            que no quería estar gorda
O igual
            no quería estar sola
para poder coger todos los aviones.

No podía elegir
No elegía nunca

Aprendió a chuparla pronto
a chuparla bien
-parecía una buena estrategia, la única buena estrategia-
y no quería estar gorda
y no quería estar sola
y no podía elegir.

Creo.

No elegía nunca,
aprendí que era así.

Será que me enamoro rápido.
Un flechazo.
El destino.
Que no, que no se elige. Que pasa.

Que no podíamos elegir.

No puedo follar sin
                                -implicarme emocionalmente
                                -ser una guarra

No podíamos elegir.

Y como no quería estar sola
se asomaba con cuidado a las ventanas
y los aviones se iban
(y ella se quedaba).

No estaba loca. Creo.
O igual la hicieron loca. Y por eso las nubes.

No por eso las nubes, por eso las tormentas.

Porque mil veces no los besé y me quedé sola
Así que mil veces me hice querer besarlos y fui infiel, fui puta, estuve sola.

Ya no sabía. ¿Puedo elegir o no puedo?
¿Qué queréis que haga?
Decídmelo. Vivo para hacer lo que de mí se espera.

Ella, la niña: qué lista, qué guapa, qué buena.

Miradme de cerca que me refleje en vuestros ojos
a ver si así me veo.

Encerrada entre tres paredes, ya ves, con el resto
de niñas flor-seca, niñas boca-boca, boca-polla.
Niñas corazón-ojocerrado.

No podía elegir,
pero quería coger todos los aviones.

Y desde atrás la voz del relojero
que empuja, empuja, empuja...
                                                   (desde atrás, como un eco)

Pues si se levanta del asiento, camino y espero
pego las manos en los cristales para irme volando
Niña flor-seca regada por la lluvia
Niña-gorda que se da sus propios abrazos
y se da sus propias alas

Para elegirse
Ahora
Hoy
Todos los días
Para siempre