domingo, 1 de noviembre de 2015

Después de ti

Estaba lloviendo ese día, ¿recuerdas?
Y nuestros ojos reflejaban la lluvia
como espejos de la triste avenida
pero en el fondo no llorábamos;
estábamos yermos. Almas de páramo.

Quisiera haberte leído los labios
a la manera de los ciegos
para escuchar lo que decías al callar
cuando estabas como ausente.
Pero ya no podía tocarte.
Jamás te había sentido tan lejos y a la vez tan cerca,
como a diez mil kilómetros pero a mi lado;
con un esfuerzo alcancé tu mano y se rompió la soga
y te convertiste en mi pasado
y comenzó la vida que comenzaba después de conocerte,
la que sin saberlo me había estado esperando.

Después de ti aprendí a leer el idioma de los árboles.
Después de ti los minutos empezaron a pasar muy rápido.
Después de ti me miré y me di cuenta de que nunca me había mirado antes.

Me quedé anclada a esos ojos,
como no me había pasado hasta entonces ni me volvió a pasar después.
No podía moverme ni hablar.
Solo podía seguir mirándolos.

Todo lo oscuro
se volvió claro.
Aquí sigo pensando.

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