domingo, 31 de enero de 2021

Si volviera a nacer

 Si volviera a nacer

desearía no saber qué significa ser un hombre

o ser una mujer.

Miraría mi cuerpo

(templo vivo de carne y de sangre)

y diría: "Aquí vivo yo"

Así, si volviera a nacer en esta ausencia

nacer, un millón de veces, en este ser sin ser, sin representación, sin ser pensada

a la manera de las caracolas

yo ya no tendría miedo de las calles oscuras

ni me estremecería frente al abismo de las manos en la cintura.

No me quedaría rígida porque me mires a la boca

ni diría sí cuando quiero decir otra cosa.

Si yo volviera a nacer

desearía no escuchar jamás

"Eres una niña buena"

porque querría ser todas las niñas

las que se pierde, las que se esconden,

las que lo intentan.

Querría ser las niñas que sacan un cuatro en mates y no pasa nada,

ser las niñas que gritan,

las que se revuelven y patalean.

Querría ser esas que no quieren ser besadas,

las impertinentes,

las que se bajan las bragas en el parque,

las niñas que ponen siempre cara fea.

Cuando yo vuelva a nacer,

Mamá,

dame mi nombre y dime

"Vuela"

Habitarse

 La casita de mis sueños

es la casa que yo soy.

Tiene unas ventanas enormes

(de color marrón-mis-ojos)

para verlo todo,

y una puerta roja y fresca

que cuando se abre suena como a una risa

y parece que ande diciendo

"¡Cuánto me alegro de verte!"

En el salón de mi casa

cabe toda la gente a la que quiero

y las perras y las gatas que saludo por la calle.

Nos sentamos todas juntas

un ratito

a tomar un té y charlar.

A la casita que yo soy

le crece una chimenea entre las tejas

para que salgan las cosas malas

y entren las cosas buenas:

El viento

el agua de la lluvia

algún rayico de sol...

La casita que me habita

es la casa que yo soy

Honrarte, Sombra

 Habitan varias sombras

dentro de una

(o, al menos, así ocurre dentro de esta una que soy yo)

pero no todas son malas: también hay sombras buenas.

[Aún así, por la noche, casi todas me dan miedo y no me dejan dormir]

Hace años

estuve atrapada mucho tiempo dentro de una sombra mala.

Primero no me di cuenta; pensaba que esa sombra era yo.

Después, recordé que había olvidado una luz que me pertenecía. Pero era muy tarde, estaba cansada. Me fundía en el engrudo pegajoso de la sombra; ya no me podía mover.

Hizo falta un conjuro

(de volcanes, de grietas y de agua)

para sacarme de ahí tan adentro.

Ahora, aún hay veces en que me visitan las sombras malas.

Pero me cojo la barrida con las manos y le digo

"Te amo, barriga"

o me quedo sentada en silencio (ojos cerrados) y las escucho sin juzgarnos.

Y así se van

Intento conversar todo lo posible con mi sombra buena. Sé que me da susto porque ella también está asustada.

Quiere protegerme del dolor: evitar que vuelva a perderme en la sombra mala.

Yo la honro. Le digo:

"No tengas miedo, Sombra"

Ella me dice:

"No tengas miedo, Sara"

Le digo:

"Te quiero, Sombra"

Y ella me responde:

"Yo también te quiero, Sara"

domingo, 3 de enero de 2021

Instrucciones para ser un pájaro

Nadie me hará creer 

que soy más bella mutilada.

No me arrancaré 

una a una (y mirándote a los ojos)

las plumas.

No acallaré mi pico

contra las aristas de esta jaula dorada

que con tanta ternura me ofreces;

ni esconderé mis garras

para aliviar el peso de tu espanto.

Nadie me hará creer que valgo más domesticada y dócil

o que hay montañas que no me pertenecen.

Salgo en revuelo por las calles

graznidos de urraca

cacareos de familia-gallinero

gente, ciudad y alboroto de plumas

Que me miren:

Que me miren con desprecio y con enfado.

¡No pediré perdón por estar viva!

¡No pediré perdón por mi deseo!

Que tengo el cuerpo vivo de carne y de sangre,

de carne sinuosa y fértil,

de sangre desbordada.

Y tengo el sexo lleno de flores,

de alhelíes y azahares

y del eco de los dedos que fueron

y de los que no fueron.

¡No! ¡No pediré perdón por estar viva!

¡No pediré perdón por mi deseo!

Acogeré bajo mi ala

de cernícala cabrona

a todas las niñas-pájaro

a las que tampoco dejaron ser.

Basta de llorar, 

amadas niñas-pájaro,

por las maletas que perdisteis,

que estaban vacías de futuro.

Guardaban humo,

cenizas

y capullos marchitos.

Basta de preguntarse,

cariñosas enamoradas del viento,

qué esperan de vosotras.

¡Volad!

Que es este un mundo de gatos traidores

acechando a ras de suelo.

Un mundo de escopetas

y abyecto tiro al plato.

Así que volad,

¡No seáis nunca el pájaro que esperan!

Porque estáis en derecho, pero también en deuda

con las que ya no tienen alas ni pico ni garras ni fuerzas.


Salgamos

escandalosa bandada de cotorras

a sabotear manzanas

a jalear invernaderos

En definitiva, a reclamar un espacio que es nuestro

así en la Tierra como en el Cielo.

viernes, 1 de enero de 2021

Incendio pequeño

Gato rojo,

pájaro rojo.

La niña, con plumas negras color ceniza

(provocadas por el incendio)

baja la cabeza cuando camina:

Le da miedo cruzarse con su mirada

(le da vergüenza que le dé miedo, pero es que no puede evitarlo).

La niña espiedra

digo

espera sentada:

siente un nudo en la garganta.

No.

Siente un nudo en el pecho;

la carne, abierta y deshilachada, le ha enredado las costillas hacia dentro.

Tiene miedo del reencuentro

(en definitiva, siempre tiene miedo).

No quiere seguir siendo una niña bonita:

las niñas bonitas no se ensucian

y ella tiene las ideas

y tiene las manos manchadas de sangre.

Gato rojo,

pájaro rojo.

Patricia roja extiende las manos y ella escucha:

"No es suficiente"

"Así no está bien"

Pero Patricia pielroja dice con la mirada:

"No te lo creas"

Patricia pielroja habla, y la niña ya no vuelve a tener miedo.

Un rayo amarillo de luna se tropieza en el charco

y la niña de sombra da vueltas en torno a la niña de sangre,

niña agrietada que espiedra

y espera.

La niña de sombra y la niña de sangre se besan

mientras flotan en el agua.


[Poema rescatado de una libreta vieja, datado del 16 de Agosto de 2017]