jueves, 28 de abril de 2016

#2 Otredad, si tú supieras

La vida son los ríos
que van a dar a la mar
que son tus ojos.

Cuántas veces abrí los brazos
a tu agua salada.

Parece que llevo buceando
mil años
y aún no he encontrado el fondo.

Y cuanto más lo intento
más me alejo de las luces
amarillas
de esperanza
que bailaban hace tiempo en la superficie.

Mis manos, algas.
Mi pelo, algas.
Mi boca, un par de caracolas.
Mi alma, alma sola.

Se llora bien aquí abajo
en tus ojos
que son el mar
que son los ríos
que son toda mi vida.

Se llora bien aquí abajo
ante la mirada impasible de los rapes.

Pasan más lento aquí abajo
las horas
como si los segundos nacieran
y murieran ahogados
entre las olas.

Ayer encontré una cueva con olor a tierra
y reflejado en lo más hondo
vi tus ojos
que se miraban en el espejo
sin verme
sin sospechar siquiera
que yo te estaba observando.

Naufragó el tiempo para siempre
cuando con tus manos te tocaste el pelo
naufragó para siempre el tiempo
cuando te humedeciste los labios
y sonreíste.

Tan lejos
empiezo a perder tu voz entre la espuma
ya no hay arriba ni abajo
ni quizás ni nunca
solo esta cueva oscura
mojada y con olor a tierra.

Tan sola
empiezo a perderme y me mezo
y no importa
me pierdo en la cueva
para vivir en tus ojos
que son el mar
que son los ríos
que son toda mi vida.

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